21 septiembre, 2005

Bifurcaciones

En la oficina, próximamente nos deja una estudiante en prácticas. Acabada su carrera Universitaria y ahora acabada también su beca, se ve delante del mercado laboral, sabiendo que las decisiones que tome en estos próximos meses son seguramente claves en su futuro. Como tiene un buen expediente académico y además es una persona inteligente, tiene varias opciones, muchas de ellas interesantes.

Este hecho ha hecho (valga la redundancia fonética) que yo reflexionara sobre las bifurcaciones en la vida, porque continuamente tenemos que tomar decisiones, algunas de ellas harán que ésta tome un camino u otro, serán importantes.

Sirva como ejemplo: estoy escribiendo este blog desde Barcelona, pero podría estar ahora en Atenas casado con una arquitecto, a la que conocí en mi época de estudiante en Milán, hija de un magnate de la construcción helénico; pero también podría estar muerto, asesinado por un padre griego poderoso, al que quizás no le gustaban los estudiantes españoles. Curiosamente un día en lugar de aparecer, en un sitio la chica griega que me gustaba y con la que había quedado, apareció otra chica, para más señas de Valencia, mi mujer. Casi no decidí nada, pero posiblemente mi vida hubiera cambiado (y quizás también la del suegro griego :)).

Hay un tipo de decisiones, que son difíciles de tomar pero poco trascendentes, por ejemplo escoger la comida delante de la carta de un restaurante, puede en algunas ocasiones ser muy difícil, sobre todo si el restaurante es muy bueno o muy malo, pero es evidente que la decisión será poco importante.

Pero hay decisiones que sin ser a priori muy complicadas, son muy importantes, decisiones que serán claves en nuestra vida, aquí podemos poner muchos ejemplos, la elección de la carrera universitaria a los 18 años, o aún más importante, la elección de estudiar o no antes de esa edad, una oferta de trabajo, o incluso un simple: “le doy o no le doy un beso”.

En estas decisiones que podemos llamar Clave, se abren dos o más posibilidades, que harán que una vida tome un camino u otro. Lo que da máxima importancia a estas decisiones, es que en la mayoría de los casos, no puedes tomar los dos caminos. Es como si la vida fuera un árbol muy grande, y empezáramos a subirlo desde el tronco hacia las ramas, y cada vez que nos encontramos con una bifurcación debiéramos elegir, una rama u otra, sin opción a poder ir hacia atrás.

Esto es la vida, al final te encuentras en una hoja de un árbol, y desde allí piensas que hubiera pasado si... Por suerte desde la hoja de este árbol, NO se ven las otras hojas del árbol, sino seria muy duro, ver que que la dirección que tomaste no era la mejor.

Está claro que es imposible saber, y menos a ciencia cierta, que hubiera pasado, en tu vida si en algún momento hubieras tomado un camino, que no tomaste.

Hay una frase de Charles Chaplin que me gusta mucho, que dice: “Me gustan mis errores, no quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme”, y otra del refranero español, que dice “a lo hecho pecho”. Con estos dos conceptos entiendo que hay que tomar el camino.

Por cierto, no cambiaría ninguno de los caminos que he tomado en mi vida, todo lo que he hecho, ha hecho (valga también esta redundancia), que sea ahora quien soy.

05 septiembre, 2005

La paradoja Producto-Servicio


Las empresas que ofrecen sus productos al mercado en la actualidad, siguiendo los sabios consejos de los mejores gurus del marketing moderno, venden sus productos como servicios. Es decir los envuelven de un montón de servicios, con el fin de ofrecer un valor añadido al producto. Servicio, como información online, telefónica, manuales, servicio postventa, garantía casi de por vida, foros de usuarios, etc.

Las empresas que venden servicio, tienen en la actualidad, la tendencia, siguiendo los sabios consejos de los mejores gurus del marketing moderno, de dar a sus servicios un formato de producto, concepto llamado en algunos casos “all in a box”, con el fin de facilitar la compra y las decisiones a los compradores, y una vez más ofrecer un valor añadido.

La paradoja es que mientras el que vende productos, los disfraza de servicios, el que vende servicios los disfraza de productos. Seguramente es acertado, como compradores siempre queremos más, y con tanta competencia, elegiremos el más bonito, el mas bueno i el mas barato. Pero que sea acertado, no quiere decir que sea extraño y que nos de que pensar. O no?